EL PUBLIQUE

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Exfiscal Eduardo Montealegre solicita al fiscal general de Colombia Francisco Barbosa priorizar la investigación por las interceptaciones ilegales al exministro Álvaro Leyva Durán

Eduardo Montealegre

Bogotá, 10 de julio de 2020

Señor Doctor FRANCISCO BARBOSA Fiscal General de la Nación Bogotá, D.C.
Respetado Fiscal.

En el día de hoy, los periodistas Vicky Dávila y Jairo Lozano, en la revista SEMANA, dieron una noticia de inusitada gravedad: durante mi administración, interceptaron ilegalmente a Álvaro Leyva, en la época de la negociación del proceso de paz. Proceso que, con firmeza, respalde ins- titucionalmente; posición que realice por mis convicciones ideológicas, y no por “idiota útil” del terrorismo, como me califica el “criminal de guerra” Álvaro Uribe, autor por omisión, de delitos de lesa humanidad (caso del Aro y La Granja).

Con Álvaro Leyva trabajé (y trabajo), estrechamente por la paz de Colombia: realizamos múlti- ples reuniones para fortalecer el proceso; impulsé muchas de sus brillantes ideas, como la de los acuerdos especiales, que implicaban darle fuerza normativa –constitucional– a lo firmado en Cuba; cuando en el gobierno Santos, prestaban poca atención a algunas ideas de Leyva, yo las defendí públicamente, a tal punto de instaurar una demanda ante la Corte Constitucional –basada en sus argumentos– para que se blindaran los acuerdos, y se consideraran como un tratado internacional –posición que extrañamente no avaló el Nobel de la Paz–; durante mi administración y después de ella, hemos seguido explorando salidas nacionales e internacionales para que lo acordado se cumpla; hemos trabajado muy estrechamente, para recopilar las pruebas de cómo, el gobierno de Iván Duque le está “poniendo conejo” a la paz, entre muchos otros temas. De todo lo que digo, puede dar fe, mi respetado amigo Álvaro Leyva.

Durante mi administración, desde el inicio de mis funciones, tomé –conjuntamente con el vice- fiscal Jorge Perdomo–, medidas contra las interceptaciones ilegales. Por ejemplo: recoger pro- gresivamente las salas de interceptación de la fiscalía, que estaban en poder de la fuerza pública; crear controles muy estrictos para evitar violaciones al derecho a la intimidad; desenmascarar el espionaje del Centro Democrático a los negociadores en La Habana; oponerme, a que la fuerza pública hiciera interceptaciones legales por fuera del control de la Fiscalía General de la Nación, como lo pretendía la Policía Nacional –de esta posición, puede dar fe, el exministro de defensa Juan Carlos Pinzón–. Es más: propuse públicamente –a pesar de que Juan Manuel Santos se opuso a mi idea– quitarle a la Policía Nacional las funciones de policía judicial, por peligrosas para la democracia. Veo ahora, con profunda tristeza, que a pesar de desplegar múltiples deberes de diligencia para evitar “chuzadas”, lograron burlar las medidas.

Señor Fiscal General: Soy el primer interesado, en que se llegue hasta sus últimas consecuencias en la investigación. Le solicito, respetuosamente, darle prioridad al caso, para establecer –entre otros temas– lo siguiente: ¿quien hizo las interceptaciones ilegales?; ¿quién las ordenó?; ¿quien o quienes fueron los destinatarios de esa información?; ¿porque lo hicieron?; ¿cuáles eran sus motivos?; ¿quiénes, al interior o fuera de la Fiscalía General, estaban interesados en bombardear el proceso de paz, que yo defendía con vehemencia? A diferencia de Néstor Humberto Martínez, yo no acudiré “al tapen, tapen”.

Además de investigar a profundidad mi administración sobre el tema, le solicito que, extienda esas investigaciones a lo que sucedió durante la época de Néstor Humberto Martínez y el experto en derecho penal de la antigüedad romana, Fabio Espitia, para que se llegue a la verdad sobre lo siguiente: ¿es verdad, si o no, que durante esa época, se sacaron elementos de interceptación de la fiscalía, para utilizarlos por fuera del control oficial de la entidad?; ¿es verdad, si o no, que durante la gris administración, se hicieron seguimientos a personas con fuero constitucional?; ¿es verdad, si o no, que intentaron hacer interceptaciones ilegales, a Carlos Alonso Lucio y Vivian Morales?; hago preguntas, no afirmaciones. Resulta curioso que, con extrema rapidez, la fiscalía de Martínez Neira, encontró las pruebas de interceptaciones al proceso de paz durante mi admi- nistración –defensor del proceso– y las excluyó velozmente en la de él –enemigo de la paz. Ah, siendo Fabio Espita, –juez y parte– quien realizó la absolución “express” en el tema “chuzadas a la paz”. Al estilo del escándalo “navelena”.
Resulta inconcebible que, mientras yo daba una dura batalla por la paz de Colombia –que me ha costado muchas agresiones de la ultraderecha–, al interior de la fiscalía existían francotiradores apuntándole a las negociaciones. ¿Al servicio de quien estaban? Al mejor estilo de Juan Manuel Santos, veo que yo también tuve, “caballos de troya”.

Cordial saludo

EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT






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