El pasado mes de diciembre llegó a Panamá un contingente de más de 200 médicos cubanos, con el objetivo de contribuir a mitigar la escasez de galenos para combatir la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, algo que quizás no esperaban varios de los profesionales extranjeros es que fueran puestos en la primera línea de atención, a pesar de ser en algunos casos solo médicos comunitarios y médicos de familia, no siendo emergenciólogos, virólogos o especialistas en pandemias, situación que causaría preocupación en el seno del contingente.
Le fue ordenada a gran parte de estos médicos cubanos la atención de pacientes contagiados con COVID-19 en la ciudad de Panamá y en la provincia de Chiriquí, provocando el temor y descontento en algunos de ellos.
La situación es tal para muchos de estos médicos, que se estarían prácticamente creando las condiciones para que algunos de ellos decidan comenzar a desertar pronto.
Visto desde alguna perspectiva esto pudiera significar otro fracaso más para las políticas implementadas por el gobierno del presidente Laurentino Cortizo.
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