Esta semana vio la luz en las vitrinas de novedades de las librerías colombianas una nueva edición de Chuza-DAS, del joven periodista Julián Martínez, sobre la guerra sucia y sangrienta que Álvaro Uribe Vélez, aliado con las estructuras renovadas del cartel de Medellín, lideró desde la presidencia, entre 2002 y 2010, a través de la tenebrosa y hoy ya abolida policía política Departamento Administrativo de Seguridad, DAS.
Con el mismo rigor investigativo de Dinges, Martínez describe el proceso mediante el cual Uribe le entregó al crimen organizado la principal agencia de “inteligencia” colombiana, fundada en 1960 por el presidente liberal Alberto Lleras Camargo, en reemplazo del Servicio de Inteligencia Colombiana –SIC–, instrumento de represión y delincuencia estatal de la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957).
Durante la era Uribe, el servicio de migración en puertos y aeropuertos, que estaba a cargo del DAS, quedó bajo la supervisión y manejo de las fuerzas paramilitares y narcotraficantes Autodefensas Unidas de Colombia y así lograron darle vía libre a la entrada y salida del país a todo tipo de criminales solicitados por la justicia.
Fueron creadas unidades especiales clandestinas para perseguir y espiar las comunicaciones de opositores, sindicalistas, jueces independientes y periodistas, incluido quien esto escribe.
Las interceptaciones ilícitas de comunicaciones en Colombia se conocen como “chuzadas” y de allí se desprende el título del libro.
Las principales figuras de la mafia se paseaban por la dirección del DAS y más tarde comenzaron a hacerlo en la propia Casa de Nariño (sede del gobierno). Los equipos que fueron especializados en practicar guerra sucia emprendieron operaciones encubiertas en Europa, Estados Unidos, Venezuela, Ecuador, Brasil y otros países, algo en lo que Colombia nunca había estado inmersa a gran escala y debido a ello hoy cursan a horcajadas cerca de siete procesos penales en distintas naciones en los que el primer implicado es Uribe Vélez.
El libro de Martínez revela con todo detalle cómo Uribe Vélez fue miembro principal de la junta directiva de la empresa Confirmesa, dedicada al lavado de dineros del narcotráfico del Cartel de Medellín.
El DAS protegió poderosas operaciones de narcotráfico a través de la frontera con Venezuela, en alianza con delincuentes regionales como Juan Francisco Gómez Cerchar, alias “Kiko”, quien alcanzó a convertirse en gobernador del departamento de La Guajira (limítrofe con Venezuela) y hoy está preso y condenado por múltiples crímenes.
Los equipos del DAS recorrieron el país cazando sindicalistas y opositores de las provincias en un festín de sangre que recibía el respaldo abierto del entonces presidente Uribe y sucumbía en los estrados judiciales. Entre las víctimas, frecuentemente se recuerda al eminente sociólogo y académico Alfredo Correa de Andreis, por cuyo homicidio hoy está condenado a 25 años de prisión el director del DAS Jorge Noguera Cotes.
El terrorismo de estado de Uribe Vélez se perfeccionó al grado de elaborar libretos que debían seguir al pie de la letra los verdugos encargados de practicar torturaras y perseguir personas. Fue el caso de la periodista Claudia Julieta Duque. Sus perseguidores tenían precisas instrucciones, por escrito, sobre cómo aterrorizarla, mantenerla en la mira y hostigar a su pequeña hija. Ella misma instruyó la base de su propia investigación judicial –mérito que no le ha sido reconocido– y consiguió la condena de un puñado de altos cabecillas del DAS. A otros actualmente los tiene en juicio.
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