EL PUBLIQUE

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"La Conexión Venezuela", el artículo en 2006 del investigador Alek Boyd sobre el narcotráfico en el país sudamericano


Por Aleksander Boyd 
| Opinión
Abril 22, 2006 realclearpolitics.com Traducción

El 11 de abril de 2006, las autoridades mexicanas incautaron 5,5 toneladas de cocaína de alta pureza en el aeropuerto de Ciudad del Carmen. El 3 de agosto de 2005, las autoridades fiscales holandesas y la policía del puerto marítimo se incautaron de 4,6 toneladas de cocaína en Rotterdam, el mayor transporte jamás realizado en Holanda. El 13 de octubre de 2005, la policía española incautó 3,5 toneladas de cocaína en un barco pesquero con destino a España. El 16 de septiembre de 2005, se incautaron 691 kilogramos de cocaína en el puerto toscano de Livorno, Italia. El 14 de diciembre de 2004, se incautaron 1.141 toneladas de cocaína en dos operaciones separadas en Kenia, la mayor incautación jamás realizada en África. El 16 de mayo de 1999, un príncipe saudí, Nayef bin Sultan bin Fawwaz Al-Shaalan, pasó de contrabando 1.993 toneladas de cocaína a París en su avión personal bajo inmunidad diplomática.

Aparte de estos importantes lances de drogas, en la mayoría de los casos los más grandes jamás realizados en cada uno de los países, innumerables personas han sido arrestadas en los aeropuertos europeos y norteamericanos por intentar contrabandear drogas. No es en modo alguno una coincidencia que todos los cargamentos antes mencionados, enormes o modestos, se originaron en Venezuela; tampoco es la periodicidad de las aprehensiones, que están en una curva cada vez mayor.

Venezuela, bajo el mandato de Hugo Chávez, se ha convertido, a todos los efectos, en el paraíso de los gánsteres. Narcotraficantes, terroristas buscados y delincuentes parecen poder vivir bastante a gusto bajo la mirada indulgente de una administración venezolana que se ha caracterizado por estar totalmente inmersa en la destrucción de las instituciones del país y los acuerdos internacionales de los que alguna vez formó parte. A medida que el salvaje discurso político de Chávez gobierna la agenda oficial, las actividades destinadas a detener las actividades del crimen organizado se están acercando a la irrelevancia. Por ejemplo, la Agencia Antidrogas (DEA) fue expulsada de Venezuela en agosto de 2005, bajo las acusaciones falsas e infundadas de que su personal era a) espía yb) estaba involucrado en el tráfico de drogas, según denunció el propio Hugo Chávez. Desde 1999, Los sobrevuelos militares y de la DEA están prohibidos en Venezuela. Argumentando violaciones a la soberanía del país, el presidente suspendió el monitoreo de las actividades de tráfico de drogas por parte de las agencias estadounidenses.

Las estadísticas revelan una correlación entre las políticas laxas de Venezuela frente al narcotráfico y el incremento sustancial de grandes incautaciones de estupefacientes por parte de las autoridades internacionales. Parece que la administración de Chávez está empeñada en brindar refugio seguro y apoyo a las narcoguerrillas colombianas, que algunos creen que han sucedido a los antiguos cárteles en la producción, transbordo, comercialización internacional y aspectos operativos relacionados del narcotráfico. La captura en Caracas del líder de las FARC Rodrigo Granda el 13 de diciembre de 2004 arrojó luz sobre la relación bastante acogedora entre los principales líderes guerrilleros y los funcionarios venezolanos. Granda, a quien la actual administración le otorgó la ciudadanía venezolana según el ex presidente del Congreso Cristóbal Fernández Daló, se encontraba, al momento de su captura, viviendo en Venezuela por un tiempo. Su esposa e hijastra ingresaron a Venezuela gracias a la asistencia y órdenes explícitas del exministro de Gobernación de Chávez, Ramón Rodríguez Chacín. Vale la pena tener en cuenta que Colombia es, después de Estados Unidos, el segundo socio comercial de Venezuela. A pesar de ello, Hugo Chávez detuvo las relaciones diplomáticas y comerciales por la captura de Granda.

Dado que los cargamentos de drogas que se originan en Venezuela son cada vez más incautados por las autoridades policiales en todo el mundo, los gobiernos harían bien en reexaminar el papel que el Estado venezolano, su Ejecutivo, militares y funcionarios tienen en este tema. No se puede argumentar racionalmente que las autoridades venezolanas estén simplemente abrumadas por un aumento de las actividades del narcotráfico, ya que para que dichas actividades aumenten debe haber un mecanismo operativo bien aceitado, que emplee a una gran cantidad de personas, detrás de él. Toneladas de drogas simplemente no se materializan en puertos, hangares secretos o pistas de aterrizaje abandonadas en todo el país, y mucho menos en aeropuertos internacionales supuestamente bien dotados. El éxito en el tráfico de drogas requiere un nivel de apoyo oficial, o al menos, indulgencia por parte de las autoridades.

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