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“El Coqui” expande su imperio del terror en Caracas


El Coqui parecía a sus anchas. El pran más importante de Caracas dominaba, desde hacía varios años, el sector en expansión de Cota 905, un asentamiento deprimido y populoso en la parte oeste de Caracas.

Según un reporte de InSight Crime, mientras mantuvo sus actividades criminales dentro de Cota 905, gozó de impunidad casi total, después de negociar un acuerdo en 2017, como parte de las Zonas de Paz, decretadas por el gobierno, mediante las cuales las fuerzas de seguridad tenían prohibida hasta la entrada a las zonas.

Carlos Luis Revete, alias “El Coqui”, tenía poco que temer. Podía moverse por su barrio sin ser molestado. Incluso invitaba a artistas reconocidos a presentarse para él en fiestas al aire libre en Cota 905, un privilegio que pocos podían permitirse en el momento en Venezuela.

Esa impunidad se ponía a prueba ocasionalmente. Pero cuando los agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) intentaban perseguir a los miembros de la banda de El Coqui, por lo general eran parados en seco a la entrada de Cota 905 o recibían la orden de dar marcha atrás.

En las raras ocasiones en que se desataban hechos de violencia, las autoridades por lo general se llevaban la peor parte. En abril de 2021, un tiroteo entre la banda de El Coqui y el CICPC dejó un agente muerto y tres más heridos. Un vehículo blindado, enviado a rescatar a los agentes, también fue atacado con armas de grueso calibre.

Entonces, ¿qué llevó a El Coqui a renunciar a esa posición privilegiada?

La vida en La Vega

Hacia el suroeste de Cota 905 hay otro barrio: La Vega. Con más de 120.000 habitantes y sin una presencia criminal dominante capaz de competir con El Coqui, parecía un blanco fácil para la invasión.

Como InSight Crime lo había informado antes, la primera denuncia de presencia de miembros de la banda de El Coqui en La Vega fue a finales de 2020. Instalaron retenes en las entradas de La Vega e impusieron un toque de queda.

Pero La Vega no es una Zona de Paz. Y en un inicio, pareció que las fuerzas de seguridad no iban a darle carta blanca a El Coqui sobre un segundo sector de Caracas.

Las fuerzas especiales intervinieron el 8 de enero. Al menos 23 personas, en su mayoría residentes sin relación con el crimen organizado, murieron en lo que se dio a conocer como la Masacre de La Vega.

Eso no sacó a El Coqui de La Vega, pero pareció como si las autoridades le hubieran levantado su impunidad temporalmente. A finales de enero, hubo repetidos estallidos de violencia entre la banda de El Coqui y las fuerzas de seguridad en Cota 905, La Vega y en otros sectores de la ciudad.

Pero van seis meses y sigue ahí. Sin los acuerdos políticos que logró en Cota 905, El Coqui se ha erigido en mandamás de La Vega, gracias a una pizca de muertes y otra pizca de diálogo. El líder de una banda más pequeña de La Vega, Yorfren Javier Guédez Bullones, alias “El Mayeya”, vio las ventajas de una alianza y se volvió amigo fiel de El Coqui, y ha permitido que su banda opere en La Vega y que levante varios puntos de vigilancia en zonas elevadas desde donde se avista todo el lugar. La vida en La Vega sin duda se ha vuelto más azaroza para los habitantes de La Vega. El barrio era mucho más tranquilo antes de El Coqui, pero los habitantes dicen que ahora sienten temor de salir.

“Mi nieto me dice: abuela, volvió El Coqui, no voy a ir al parque porque me da miedo… Ya los niños no tienen infancia… cuando escuchan tiros, dicen ese es El Coqui, otra vez”, así lo relató a Efecto Cocuyo una abuela de La Vega en una entrevista hecha en junio.

Ha habido reportes consistentes de muertes por balas perdidas. Una mujer recibió un tiro en el pecho, mientras cocinaba dentro de su apartamento en marzo. Una policía retirada también murió después de recibir un tiro en el estómago por una bala perdida en mayo. En ese mismo mes, un joven de 16 años murió en el hospital después de que le dispararan en la cabeza mientras trabajaba afuera de su edificio de apartamentos. El 14 de junio, un hombre recibió accidentalmente una bala en la cabeza y murió mientras se encontraba dentro de una tienda.

La banda también ha intentado desalojar a residentes conectados con las fuerzas de seguridad del Estado. Uno de esos residentes era un hombre identificado como Robert, dueño de una estación de gasolina y presunto miembro de un colectivo (milicias respaldadas por el gobierno).

En una nota de voz enviada a su colectivo, a la cual InSight Crime tuvo acceso, Robert afirmaba que fue convocado a una reunión con la banda de El Coqui. Cuando este no se presentó, la banda secuestró a su hijo mayor, de 24 años. Cuando el colectivo siguió rehusándose a deponer las armas, el hijo fue presuntamente torturado y asesinado.

Pero otros informes afirman que la banda de El Coqui ha trabajado para establecer relaciones con la comunidad. InSight Crime entrevistó a varios residentes de La Vega, quienes dijeron que el grupo ha ofrecido cierta protección, obligó a los pequeños delincuentes a irse del barrio y no ha extorsionado los negocios locales.

Ahora, parece que el control de El Coqui sobre La Vega es total.

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