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Cómo fue que Cynthia Certain Ospina, exesposa de Alex Saab, se hizo cómplice de la red de corrupción del empresario colombiano


La Fiscalía de Colombia anunció en abril de 2019 que pediría a la Interpol la captura del empresario Alex Saab por la realización de exportaciones ficticias. Desde entonces Saab está prófugo de la justicia colombiana.

Sin embargo la defensa del hombre impidió hacer la solicitud, y además exigió a un juzgado de Barranquilla ser la sede del proceso.

El empresario barranquillero era un contratista del gobierno de Venezuela para la venta de los alimentos que conforman las cajas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), a través de los cuales Saab ha lavado activos.

De esta forma, el diario El Tiempo de Colombia dio a conocer que realizaba exportaciones ficticias por 8 mil 041 dólares.

Pese a que Saab tiene orden de captura, la Fiscalía no le ha podido imputar cargos por que no se ha presentado ante la justicia.

Es señalado por los delitos de concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito, exportación o importación ficticia, estafa y lavado de dinero. Por eso lo iban a declarar reo ausente y a pedir su detención; detalló El Tiempo.

Pero la defensa del acusado introdujo una tutela alegando que los hechos investigados se habrían presentado en Barranquilla, por lo que pidieron que el caso pasara de Bogotá a esa ciudad.

“A estos potenciales sujetos procesales les resultará mucho más fácil y viable responder los requerimientos judiciales tanto en su lugar de residencia como en el lugar donde sucedieron los presuntos hechos”, describe el documento de los abogados, citado por el medio colombiano.

Saab fue señalado como testaferro de Maduro por la fiscal venezolana en exilio, Luisa Ortega, pero además era investigado por agentes de los Estados Unidos, oficiales de Israel y la Procuraduría de México.

Los lavados se hicieron usando como fachada la empresa de confección de ropa Shatex S. A., registrada en 1998 por la ex esposa del barranquillero, Cynthia Certain Ospina, quien salió del país al desatarse la polémica.

Mediante la circular azul de interpol, las autoridades colombianas trataban de ubicar en el exterior a los hermanos Alex, Luis Alberto y Amir Saab, para que respondan por el presunto delito de lavado de activos.

La captura de los empresarios, conocidos en el alto mundo social de Barranquilla y dedicados a la exportación de textiles y confecciones, estaba prevista para el 25 de septiembre de 2018. Sin embargo, la operación se frustró tres días antes cuando desaparecieron del radar de las autoridades por la filtración de un agente de policía.

La empresa Shatex registró un crecimiento del 923 por ciento en sus operaciones financieras y de exportaciones, al pasar de 2.292 millones en 2006 a 23.456 millones de pesos en 2007.

El hecho generó un reporte de operación sospechosa de la UIAF y activó el rastreo de operaciones cercanas a los 35.000 millones de pesos entre Venezuela, Colombia, Panamá, Estados Unidos y Europa.

Este caso reviste alto interés político por las relaciones personales de Alex Saab y el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien le otorgó millonarios contratos de suministro de alimentos para los venezolanos más pobres y por los permanentes viajes en avión privado entre Barranquilla y Caracas.

El 8 de octubre de 2018 la Dijin capturó a Robinson Ruiz y Deivis Mendoza, revisor fiscal y contador respectivamente, de las empresas de los hermanos Saab.

La justicia también busca a Julio César Ruiz, representante legal de Shatex SAS y a Cynthia Eugenia Certaín, subgerente de la exportadora, para que respondan por el lavado de 25 mil millones de pesos provenientes de Venezuela.


Todos huyeron del país para evitar ser capturados. Y de acuerdo con El Tiempo, Álex Saab registra un apartamento en París y tenía a la venta una enorme mansión que construyó en el exclusivo barrio El Golf de Barranquilla, que luego le fue incautada. La propiedad cuenta con pisos de mármol importados, dos canchas de tenis, zona húmeda y dispositivos de seguridad, entre otros.

Además, le registraron 7 toneladas de oro venezolano en Uganda, que valen 300 millones de dólares. Pese a todo ello la sala penal del Tribunal de Barranquilla decidió conceder la tutela de su defensa e imputarle los cargos allí.

La empresas en Colombia

El primer golpe de las autoridades de Colombia contra el grupo empresarial de Alex Saab, el empresario barranquillero señalado de ser contratista del chavismo, fue la captura en 2018 de dos hombres que aparecen relacionados con varias de sus sociedades que son investigadas por lavado de activos. El Espectador de Colombia conoció que se trata de Robinson Ruiz Guerrero y Devis José Mendoza, quienes, según la Fiscalía colombiana, durante la audiencia de imputación de cargos, figuraron como revisor fiscal y contador de las empresas del grupo Saab.

La investigación de la Fiscalía y la Dirección de Investigación Criminal (Dijin) de la Policía de Colombia estableció que el grupo Saab manipuló sus declaraciones de renta y registros financieros desde 2004 para esconder su fortuna.  En la audiencia de imputación de cargos en 2018 por concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito de particulares, exportación o importación ficticia, estafa agravada y lavado de activos contra Ruiz y Mendoza, quienes no aceptaron su responsabilidad, el ente investigador explicó que el centro de operaciones del grupo Saab fue una empresa llamada Shatex, que se liquidó en 2016, dedicada al negocio de exportaciones e importaciones.

Según el expediente, entre todas las sociedades de Saab se movieron cerca de US$135 millones en mercancías que ingresaban y salían de Colombia. Además, varias de las operaciones de comercio exterior en realidad fueron ficticias, pues varias de las empresas que aparecen como clientes, en realidad eran sociedades de papel que, supuestamente, permitieron al grupo Saab mover dinero en el exterior. Para lograr su objetivo, dijo la Fiscalía, se manipularon las contabilidades de las empresas para mostrar realidades financieras diferentes. Una ante la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) y otra ante bancos en los que solicitaban préstamos.

Las entidades del grupo Saab que están en el radar de las autoridades colombianas son: Jacadi de Colombia S.A., en liquidación desde abril de 2016; Saafartex S.A., que en 2016 cambió su nombre a Textiles Importados Andinos S.A.S; Saafartex Internacional S.A.S.; Global Energy Company S.A.S.; Constructora R & V S.A.S.; Venedig Capital S.A.S.; Saab Certain & Compañía, hoy liquidada; Comercializadora Nates S.A.S.; y Shatex S.A.S. Las nueve empresas están dedicadas al negocio de exportación e importación.

Las autoridades indagaban el paradero de otras personas, pues por una filtración de información varias lograron salir de Colombia o esconderse. El mismo Alex Saab Morán; sus hermanos Luis Alberto y Amir Luis Saab Morán; su ex-esposa Cynthia Eugenia Certain Ospina; y su socio Julio César Ruiz Maestre, quien además es sobrino de Robinson Ruiz Guerrero. Todos figuran en las juntas directivas de sociedades, a través de las cuales, al parecer, se hicieron operaciones ficticias para lavar activos. En la investigación también están relacionados otros familiares y personas cercanas a Saab, como sus hijos y su hombre de confianza Mario Germán García Palacio.

El contador Devis Mendoza y el revisor fiscal Ronbinson Ruiz Guerrero. Mauricio Alvarado – El Espectador

Luego de que El Espectador de Colombia publicara un artículo en el que se daban detalles de la investigación contra el grupo de Alex Saab, su abogado defensor, Abelardo de la Espriella, envió un comunicado en el que manifestó que la publicación era mentirosa y buscaba enlodar el buen nombre del empresario. De la Espriella aseguró que contra Saab no existía ningún “robusto expediente” y que las aseveraciones hechas por el diario eran falsas porque su defendido “ni siquiera ha sido llamado a interrogatorio o ha sido informado de la apertura de una investigación en su contra”.

El defensor de Alex Saab sostuvo que, días antes de la publicación, su defendido interpuso una denuncia por extorsión, ya que desde hace varios meses había sido presionado por funcionarios judiciales y miembros de la Policía: “Menos de una semana después de haber presentado la referida denuncia ante la Fiscalía y altos mandos de la Policía, en El Espectador apareció una noticia descontextualizada, en la que se aseveró falsamente que mi cliente salió de Colombia, rumbo a Italia. El señor Saab se encuentra en Venezuela, trabajando y atendiendo sus compromisos empresariales”. En Venezuela Saab no solo atiende sus negocios de la venta de alimentos para los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), sino también los de contrabando de oro venezolano, coltán y petróleo, mientras esperaría establecer una sociedad con la petrolera estatal rusa Rosneft para la explotación de gas en campos costa afuera.

En el comunicado, De la Espriella agregó: “los extorsionistas hablaban de allanamientos, capturas y toda suerte de diligencias judiciales que habrían de practicarse contra el señor SAAB, sus hermanos y algunas propiedades familiares en Barranquilla, con el propósito de infundir temor. La supuesta investigación, según los extorsionistas (ya identificados), tendría que ver con una empresa de propiedad del señor Saab que cerró sus operaciones en 2009 y que, para desgracia de los delincuentes que buscaban arrodillarlo, contó con las revisiones de importación y exportación, además de las pesquisas contables que aplica la DIAN cada año a las compañías de ese tipo, avalando siempre el adecuado funcionamiento de las mismas”.

En efecto, El Espectador constató que existe una denuncia que interpuso el 26 de septiembre de 2018 Mario Germán García Palacio, el hombre de confianza de Alex Saab. Sin embargo, las autoridades también investigan cómo se filtró la información clasificada sobre el operativo que se realizaría contra Alex Saab y compañía el 25 de septiembre de 2018, un día antes de que se presentara la denuncia por extorsión.

El 17 de septiembre pasado el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, en una nueva lista de sanciones, incluyó a varios familiares de Alex Saab y Álvaro Pulido, a los que acusó de ser responsables o cómplices directa o indirectamente en transacciones engañosas o corruptas con el Gobierno de Venezuela o proyectos o programas administrados por el Gobierno de Venezuela los sancionados fueron:

  • Amir Luis Saab Moran (Amir Saab) ha estado involucrado en múltiples negocios con su hermano, Alex Saab, especialmente la Fundación Seafire con sede en Panamá, que fue designada el 25 de julio de 2019, por su participación en la red de corrupción de Alex Saab. A principios de 2018, Amir Saab estaba a cargo de las administraciones de varias compañías propiedad o controladas por Alex Saab. Como resultado de la acción del 17 de septiembre, se designaron cuatro compañías propiedad o controladas por Amir Saab en Colombia y Panamá.
  • Luis Alberto Saab Moran (Luis Saab) ha participado en múltiples negocios con sus hermanos, Alex Saab y Amir Saab. Ocho compañías propiedad o controladas por Luis Saab en América Latina y Europa fueron designadas como resultado de la acción del 17 de septiembre.
  • David Nicolás Rubio Gonzalez (Rubio) es hijo de Álvaro Pulido y hermano de Emmanuel Enrique Rubio González, quienes fueron designados previamente el 25 de julio de 2019. Rubio es Director de Global Structure, SA y Subgerente en CI Fondo Global De Alimentos LTDA. Ambas compañías fueron designadas el 25 de julio de 2019. Tres compañías adicionales propiedad o controladas por Rubio en Colombia y Panamá fueron designadas el 17 de septiembre.

En la lista, no obstante, no se incluyó a la ex-esposa de Alex Saab, Cynthia Eugenia Certain Ospina, quien aparece asociada a varias de sus empresas.

Asimismo varias compañías fueron designadas por ser propiedad o estar bajo el control de, o por haber actuado o pretendido actuar por o en nombre, directa o indirectamente, de Amir Saab, Luis Saab, Rubio o Alex Saab:

  • Fundación Venedig (Panamá)
  • Inversiones Rodime SA (Panamá)
  • Saafartex Zona Franca SAS (Colombia)
  • Venedig Capital SAS (Colombia)
  • AGRO XPO SAS (Colombia)
  • Alamo Trading SA (Colombia)
  • Antiqua Del Caribe SAS (Colombia)
  • Avanti Global Group SAS (Colombia)
  • Global Energy Company SAS (Colombia)
  • Gruppo Domano SRL (Italia)
  • Manara SAS (Colombia)
  • Techno Energy, SA (Panamá)
  • Corporación ACS Trading SAS (Colombia)
  • Dimaco Technology, SA (Panamá)
  • Global De Textiles Andino SAS (Colombia)
  • Saab Certain y Compañía S. En C. (Colombia)


El pasado en Colombia

Alex Saab soñaba con ser un magnate en Miami. En julio de 1995 registró en Florida la firma Saab Company Inc. con la idea de abrir el mercado internacional de la fábrica de toallas de la familia. Montó oficina en Brickell, el distrito financiero de Miami, planeaba constituir otra firma en Nueva York y contrató a un abogado para tramitar su visa de inversionista mientras usaba la de turismo, según un extracto del libro «Alex Saab: la verdad sobre el empresario que se hizo multimillonario bajo la sombra de Nicolás Maduro» (Editorial Planeta, Colombia), escrito por el periodista Gerardo Reyes.

La pareja se estableció temporalmente en una casa del barrio Kendall, al suroeste de Miami, que el padre y la madre de Cindy, Juliana Isabel, habían comprado en 1981. Cynthia estudiaba idiomas en el Miami Dade Community College. Todo andaba sobre ruedas hasta que los planes se descarrilaron repentinamente en 1997, cuando Saab se presentó a renovar el visado de turista en el consulado de Bogotá. La embajada anuló las visas de él y su esposa sin dar explicaciones. A los pocos días el matrimonio recibió una carta informando que el visado había sido cancelado por sospechas de narcotráfico y lavado de dinero.


Fue un golpe muy duro para Saab y toda su familia. Días antes, en Barranquilla corría una versión que parecía explicar la decisión de la embajada: la Policía había encontrado cocaína en unas cajas de toallas de la empresa de los Saab cuando iban a ser enviadas al exterior. “El cuento se regó por toda Barranquilla”, recuerda una chismosa de la ciudad.

En 2018, después de una larga búsqueda, encontré a Richard Hawkins, el cónsul que firmó la carta de anulación de la visa de Alex Saab. Lo llamé a su casa en Nuevo México donde disfruta plácidamente del retiro. Con voz de locutor, el exdiplomático de 75 años no me dejó terminar la descripción del episodio de las toallas para decirme que lo recordaba porque había sido el encargado del “portafolio de narcotráfico” en Colombia entre 1996 y 1998. No tenía presente cómo se había enterado del incidente con las cajas de exportación, pero me dio un detalle desconocido: que la cocaína había sido esparcida sobre las toallas en forma de solución líquida. Un hombre, quizás Alex Saab, que se presentó para dar explicaciones, le dijo al cónsul que todo había sido una confusión, un malentendido, pero Hawkins se mantuvo en la decisión, me dijo. La esposa de Saab intentó de nuevo, según otra fuente, pero el funcionario que la atendió le puso como condición que entregara información sobre el caso. Certain no tenía nada que ofrecer.

Saab no pudo volver a Estados Unidos. En marzo de 2016, casi veinte años después del incidente, la embajada estadounidense en Colombia rechazó una solicitud de visa a dos de sus tres hijos. En el formulario de reprobación el cónsul señaló una disposición que justifica la decisión si el solicitante “obtuvo un beneficio financiero o de otro tipo proveniente de actividad ilícita” y sabía que tal beneficio no era legal.

Don Luis Saab, el padre de Alex, me envió su versión a través de la periodista Betty Peláez. Él cree que este episodio no tuvo nada que ver con el retiro de la visa de su hijo, aunque acepta que ocurrió. Según su versión, en Puerto Colombia estaban listos unos contenedores con la lencería para exportación, pero alguien les plantó unos cuantos kilos de droga “para dañarles el negocio y la reputación”. “La envidia por ser trabajadores y prósperos era cada vez más grande y este fue uno de varios intentos de sacarlos del mercado. La Policía 5 Entrevista telefónica realizada el 15 de julio de 2018. 44 ya lo conocía y le avisaron lo que estaba sucediendo, dándose cuenta de que eso fue todo un complot para sacarlos del camino”. Por otras fuentes me enteré de que los Saab comentaban con sus amigos que la droga fue sembrada en el cargamento por una familia judía con quien el padre de Saab mantenía una agria relación. “Ellos fueron y les dijeron a los gringos, mira esta gente está haciendo esto”, recordó una persona directamente conocedora del episodio. “Desde antes la relación de los judíos con el papá de Alex era muy mala, un día se iban a dar tiros”, agregó. Ninguno de los Saab fue acusado judicialmente por el caso de las toallas.

Sin título académico, con el primogénito recién nacido, Saab montó una modesta empresa de venta de publicidad que fabricaba llaveros de promoción empresarial. A mediados de 2002, constituyó Jacadí de Colombia Limitada con la que empezó a confeccionar uniformes de trabajo, camisetas estampadas y ropa de vestir. Entre sus clientes estaban los supermercados Vivero y las estaciones Esso, y existen registros de exportación de sus productos. Saab sostiene que su exitoso espíritu empresarial comenzó desde adolescente. “A los 18 años creé mi propia marca de ropa y tras cumplir los 20 dejé un negocio familiar que contaba con 2.000 trabajadores directos y 10.000 indirectos”, escribió desde Cabo Verde. Según él, la empresa producía más de doce millones de prendas al año y exportaba a veinte países. De ser cierto, un éxito empresarial de esta magnitud en solo dos años de existencia de la compañía, no tendría antecedentes en Colombia. Un comerciante que tenía una casa de cambio en la ciudad me dio una descripción menos boyante. “Es cierto que Saab y sus hermanos eran muy buenos trabajadores, para qué, y Alex era un tipo muy buena persona, pero a veces yo tenía que hacerle adelantos para que pagaran la nómina”. Otra fuente de la época recordó que varias veces los Saab tenían que “correr bases” cuando se acercaba el pago del personal. En una ocasión, agregó, tuvieron que acudir a un extraño vendedor ambulante que se apostaba a la entrada de la fábrica. El hombre, además de vender chicles, cigarrillos al menudeo y galguerías, prestaba dinero con intereses de agiotista a los empleados alcanzados. La fuente recuerda que cuando Alex Saab le pidió que llevara a la oficina al vendedor, pensaba que estaba bromeando en medio de su afán por cumplir con los obreros. “Pero era verdad, me decía que sí, que era en serio, y fui y llamé al hombre y negociaron”.

En esos años Saab y Certain vivían en el edificio Bellagio de Barranquilla, una construcción de veinticuatro pisos en una zona de estrato cinco y seis. Para los estándares de la ciudad, llevaban una vida social poco agitada. “Ambos tenían una personalidad reservada, no eran muy sociables y su hogar era muy hermético. Ellos no eran de los que estaban en fiestas”, comentó una amiga de juventud de la pareja. La rutina de Saab entonces no tenía sobresaltos: salía en su BMW negro a las cinco de la mañana de su casa a su fábrica, luego regresaba a llevar a los niños al colegio. Su segundo hijo Isham Ali nació en 1999. Después se iba a trabajar a la fábrica del padre y a la una y media recogía a los niños. Decía que no había un momento más “invaluable” del día que la conversación con sus hijos en esos recorridos. “A las seis de la tarde ya tenía la pijama puesta, no le gustaba tomar”, me dijo un amigo suyo. Cuando le pregunté por la afición más importante de Saab me respondió que ser padre. Para él estaban primero los hijos, luego el papá y al final la esposa. “Es obsesionado con los hijos, si él pudiera amamantarlos lo haría, él los cambiaba, los peinaba, les armaba la lonchera y él era siempre el primero en llegar a todas las celebraciones del colegio de los pelaos 46 y las esposas nos decían ¿te das cuenta que Alex si llegó a tiempo? Mierda, se tiraba la plaza”.

Una persona que trabajó para el matrimonio en esa época, años 2001, 2002, recuerda que la vida de Saab giraba en torno a la fábrica. Como gerente comercial trabajaba duro todos los días de la semana junto a su papá y su hermano con quienes hablaba en árabe libanés. Mientras tanto, Certain estaba al cuidado del primogénito Shadi Naín de no más de un año. A medida que crecían los niños, Certain debió asumir un rol de madre estricta que imponía orden y autoridad ante las alcahueterías de Saab. A ella la recuerdan como una joven atractiva que usaba minifaldas espectaculares, muy consciente de su belleza y de su clase social.

Casa y quiebra

Saab salió adelante en el negocio textil cuando ya tenía más de 35 años. Según él, lo combinó con inversiones en el sector de la construcción. Dice que llegó a construir mil apartamentos “de forma privada y sin subsidios ni ayuda del gobierno”. He consultado con varias personas cercanas al empresario que me han dicho que no recuerdan una actividad tan prolífica en este sector. En 2007, sus ingresos le permitieron echar los cimientos de una casa de 15.000 pies cuadrados en una exclusiva zona a las afueras de Barranquilla conocida como Lagos de Caujaral. En planos tenía seis habitaciones, un cuarto principal y dos de huéspedes, además de un sótano con spa y teatrino. “Era un tipo bastante seco, excéntrico y raro para mí, pero muy retraído”, recuerda alguien que lo conoció en esta época.

Gustavo Certain, el padre de Cindy, ejecutó los planos diseñados por el costoso arquitecto de moda Virgilio Sierra. Cindy insistió en que su walking closet debería ser lo suficientemente amplio como para contener su colección de más de doscientos pares de zapatos y unas quinientas carteras. Saab se cercioró de que los arquitectos reservaran un espacio para construir un helipuerto donde pensaba aterrizar un minihelicóptero que tenía en su lista de caprichos.

Algo empezó a salir mal en los negocios de Saab. ¿Había invertido en exportaciones a Venezuela y no recibía los pagos? ¿Se cayeron las ventas de la fábrica por la crisis mundial de las hipotecas? ¿Había crecido demasiado rápido? ¿Todas las anteriores? Estos interrogantes daban pie a sesiones enteras de chismes del Country Club de Barranquilla. Las bases de datos judiciales de Colombia contaban una historia más objetiva y alarmante. A finales de 2009 y principios del año siguiente Saab, su esposa y Shatex, la empresa familiar gerenciada por él, empezaron a recibir citaciones de juzgados de circuito de Barranquilla por procesos ejecutivos. Bancolombia, Fiduciaria del Valle, Banco Davivienda, Leasing de Occidente y Cooperativa de Ahorro y Crédito Santander perseguían lo que estuviera al alcance del patrimonio del empresario. Los bancos embargaron el lote y la casa en obra negra. Las tarjetas de crédito fueron canceladas y sus titulares notificados a la despiadada lista de los deudores morosos de Datacrédito. Los Saab tuvieron que mudarse a un apartamento alquilado en el edificio San Ángelo, donde vivía el hermano de Alex. Para pagar parte de los gastos mínimos, Certain debió empezar a vender una deliciosa torta de chocolate preparada por ella y que ya había hecho famosa en los cumpleaños de sus amigos. La torta Cindy, le decían. En medio de esa crisis, el comerciante de Barranquilla Reinaldo Slebi le dijo a Saab que le presentaría a un amigo a quien le estaba yendo muy bien en Venezuela. Un tal Álvaro Pulido.

Piedad Córdoba realizó gestiones para que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) liberaran de su cautiverio a la excandidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt, con el aval del Gobierno francés, pues Betancourt es ciudadana colombo-francesa. A cambio, según ha dicho una persona familiarizada con el asunto, la exsenadora habría solicitado visas de residentes en Francia para Alex Saab y varios miembros de su familia, incluida Cynthia Certain, quien en ese entonces era la esposa del barranquillero.



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