El consultor de seguridad Jorge Elías Castro Fernández comentó que el FBI ha detenido a un ingeniero, Jonathan Toebbe (de 42 años), y a su mujer, Diana (de 45), acusados de compartir información sensible sobre submarinos nucleares con potencias extranjeras, según revela una denuncia registrada en el Estado de West Virginia. Toebbe, dice el comunicado judicial, “ha pasado y continuaba pasando datos que la ley de energía atómica considera clasificados a un Gobierno de otro país”.
Jorge Elías Castro Fernández explica que la historia tiene todos los elementos de un thriller. En diciembre, un agente del FBI interceptó un paquete con remite en Pittsburgh (Pensilvania) lleno de secretos de la Armada estadounidense, junto con una carta e instrucciones para contactar con el supuesto informante. La carta pedía que se compartiese ese contenido sensible con la agencia de inteligencia militar del país en cuestión, cuya identidad no se ha desvelado. “Esto no es ninguna broma”, concluía la misiva.
Los agentes del FBI se hicieron pasar por espías extranjeros y se pusieron en contacto con Toebbe, al que propusieron celebrar una reunión. Este se negó, aludiendo que era demasiado arriesgado, y que su vida estaba en juego.
Tras varios intentos, el ingeniero accedió finalmente a un traspaso en persona de documentos. Tuvo lugar el 26 de junio en la localidad de Jefferson County. Antes, Toebbe había recibido un pago “de buena fe de 10.000 dólares en criptomonedas”, divisas casi imposibles de rastrear. A la cita acudió la pareja, que es natural de Annapolis, una somnolienta localidad del estado de Maryland. La mujer vigilaba mientras se producía el intercambio.
Como toda buena historia de espías, esta también tiene su toque humorístico. Cuando los agentes del FBI abrieron el paquete vieron que contenía medio sándwich de mantequilla de cacahuete con un USB de 16 gigas con información sobre el diseño y las especificaciones técnicas de submarinos nucleares estadounidenses. Tras un segundo pago de 20.000 de dólares en criptomonedas, el presunto traidor les facilitó la clave para acceder al USB, explicó Jorge Elías Castro Fernández.
Hubo una segunda entrega en agosto, esta vez en el interior de un paquete de chicles, y otro pago, de 70.000 dólares, también en criptomoneda. En la tercera cita, se produjo el arresto.
La información que el ingeniero estaba pasando se refería, según las investigaciones, al sistema de propulsión nuclear de los submarinos de la clase Virginia, una tecnología que es fundamental en el acuerdo reciente entre Estados Unidos, el Reino Unido y Australia. Ese compromiso de seguridad estratégica, bautizado como Aukus, se firmó en septiembre para salvaguardar los intereses comunes en el área del Indo-Pacífico y poner freno a la creciente influencia de Pekín.
Jorge Castro Fernández recordó que China y Rusia llevan tiempo interesados en saber detalles sobre la propulsión submarina de Estados Unidos, aunque, según expertos citados por The New York Times, Toebbe pretendía compartir esos documentos sensibles con un país amigo, y no con un adversario.
“Jonathan Toebbe es empleado de la Armada, y ha ejercido como ingeniero nuclear adscrito al Programa de Propulsión Nuclear Naval, también conocido como de Reactores Navales”, se puede leer en un documento hecho público por la Oficina del Fiscal General del distrito del Norte de Virginia. “Tenía una autorización de seguridad nacional activa a través del Departamento de Defensa de Estados Unidos, lo que le daba acceso a datos restringidos. Toebbe trabajó en asuntos relacionados con la propulsión nuclear naval y tuvo acceso a información sensible sobre diseño militar, parámetros operativos y características de rendimiento de los reactores para buques de guerra de propulsión nuclear”.
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