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El exalcalde Daniel Haro Méndez y sus socios Diorvis y Deivis, nuevos reyes corruptos de la chatarra petrolera en la zona de Campo Mata en Venezuela


Por Jesús Contreras E. | Opinión

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Campo Mata es una localidad petrolera de Venezuela, ubicada en el municipio Pedro María Freites del estado Anzoátegui.

El municipio Freites fue gobernado por el activista del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Daniel Florencio Haro Méndez, quien ejerció como alcalde en los periodos comprendidos entre los años 2013 – 2017 y luego entre 2017 – 2021.

Antes de ser alcalde, Haro había trabajado en Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), forjando amistades tanto en la industria petrolera de Venezuela como en el sector político, que le permitirían luego convertirse en regente municipal por el chavismo hasta su salida, tras las elecciones regionales y municipales en Venezuela, celebradas el 21 de noviembre de 2021, en las que fue electa Dalinda Materán, miembro también del PSUV, como nueva alcaldesa del municipio Freites, cuya capital es la ciudad de Cantaura.

Daniel Haro ha cambiado nuevamente de intereses, para regresar a la industria energética venezolana, en esta oportunidad abocándose al desmantelamiento de infraestructura petrolera, que está siendo exportada como chatarra desde Venezuela hasta Turquía y otros países del mundo.

Y tanto es el interés del exalcalde en ese negocio, que ahora a Haro le conocen como «El Rey de la Chatarra» de Campo Mata, localidad donde están siendo desarmadas numerosas instalaciones petroleras, para vender las partes en el exterior como chatarra.

Haro no está solo en el negocio, sino que lo acompañan dos personas de nombres Diorvis y Deivis, originarios de Maracaibo, estado Zulia, propietarios de la compañía Diorveca quienes tuvieron orden de aprehensión por un incidente penal del que poco se sabe, pero quienes habían estado desde hace tiempo incursionando en el mercado de la exportación de chatarra en Venezuela.

Diorvis y Deivis, propietarios de Diorveca

Algo que sí se conoce es que Diorvis y Deivis habían huido a Colombia tras el citado incidente y a inicios del mes de octubre de 2021, poco antes de las elecciones regionales y municipales, regresaron a Venezuela, para volver nuevamente al negocio de la chatarra. Algunos dicen que el regreso de ambos maracuchos a Venezuela fue posible gracias a que supuestamente le pagaron una vacuna o soborno de entre 300.000 y 500.000 dólares en efectivo a un poderoso del chavismo en Caracas, para que los dejaran trabajar nuevamente en el mercado chatarrero.

Desde entonces Haro, Diorvis y Deivis, se van convirtiendo paulatinamente en amos y señores de estaciones de servicio, estaciones de bombeo y tuberías en estado deteriorado y de abandono en Campo Mata, qué incluyen geográficamente las zonas y estaciones petroleras de Batería 6, Zapato, Complejo Criogénico Zapato, Mata R, La Ceibita, Melones, Bare, entre otras zonas próximas a la ciudad de El Tigre, donde se encargan de extraer chatarra petrolera.

Los contactos de Haro, quien comanda también las operaciones de extracción de chatarra, han sido de vital importancia para Diorvis y Deivis. Poco antes de su salida de la alcaldía del municipio Freites, Haro dejó encargado a Ridangel Pérez, director general del ayuntamiento, de las funciones como primer jefe municipal. La nueva alcaldesa, mientras, era antes registradora civil de Cantaura durante el gobierno de Haro. Por tal razón se piensa que Haro, pese a dejar de ser alcalde de Freites, continuaría gobernando de facto y que la nueva alcaldesa responde a los intereses del exalcalde.

La terna de Haro, Diorvis y Deivis, se está encargando también de picar y vender como chatarra varios buques petroleros y pesqueros varados en la isla de Margarita, estado Nueva Esparta.

En sus inicios en Pdvsa, Daniel Haro fue chofer de Luis Marín, exdirectivo de la energética de Venezuela y expresidente de CITGO, petrolera venezolana en Estados Unidos. Haro tuvo nexos cercanos con Wenceslao Madaíl, exgerente de PDVSA GAS, empresa de la que el exalcalde fue contratista. Esas y otras relaciones de Haro en la industria energética venezolana se produjeron en un ambiente siempre dominado por la corrupción.

En el mes de agosto de 2020 el exalcalde reconoció en un vídeo que con la ayuda de líderes del Gobierno socialista fue trasladado a Caracas, para recibir tratamiento por COVID-19, en el Hospital de Clínicas Caracas, un centro asistencial privado, en el que la atención puede oscilar entre cientos y miles de dólares. En el vídeo el alcalde agradeció a Diosdado Cabello, entonces presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, dominada por el chavismo; a Aristóbulo Istúriz, entonces Ministro de Educación y también a Pedro Luis Martín Olivares, figura que llamó la atención de muchos en las redes sociales.

El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos incluyó el 7 de mayo de 2018 en la lista de narcotraficantes de la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros) a Pedro Luis Martín Olivares, quien en tiempos de Hugo Chávez fuese jefe de la Unidad de Investigación Financiera y luego director de Contrainteligencia del gobierno venezolano (en la antigua Disip hoy Sebin). Junto con Martín Olivares fueron sancionados —bajo la ley de Designación de Cabecillas Extranjeros en Narcóticos— sus socios, los también venezolanos Walter Alexander del Nogal Márquez y Mario Antonio Rodríguez Espinoza, a quienes señalaron por haber dado soporte material, financiero y tecnológico a los negocios internacionales de droga de Martín Olivares.



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