Pero existen otras formas de “captura del Estado” derivadas de conductas contrarias al deber ser de las organizaciones, lesiona la dignidad de sus integrantes, menoscaba los valores e incide inexorablemente en los resultados. Y estos comportamientos estĆ”n vinculados a prejuicios y/o retaliaciones derivadas de la desinformación, la cizaƱa y las pugnas por el poder, cuya pretensión siempre serĆ” estigmatizar, anular o quitar del camino a quienes luchan por el bien comĆŗn, persiguen la verdad y buscan la coherencia entre la Ć©tica y la prĆ”ctica de las instituciones.
Otro tipo de actitudes, no menos graves que las anteriores, y que tambiĆ©n se enmarcan en la tendencia de “capturar” las instituciones del Estado, se relacionan con la ineficiencia, la mediocridad, el mal trato, el miedo y la discriminación. Que ponen a las organizaciones adportas de su desaparición cuando se enquistan poderes de esta subcultura, donde prevalece la apariencia cosmĆ©tica de lo legal, muy comĆŗnmente manipulada por mandos medios, en cĆrculos de confianza de los jefes y/o algunas veces desde la alta dirección; instaurando una tiranĆa ausente de sabidurĆa y humanismo, basada en el temor y conllevando la degradación de la confianza, la armonĆa y el bienestar de las personas. Lo que tiene un efecto siniestro en la obediencia reverencial y en la deserción de los buenos empleados.
El mal mayor de todo lo anterior, es el silencio de los inocentes, de los buenos, de los que callan; pues la trilogĆa del mal que ha “capturado al Estado” se apodera del deber ser, de los valores y del bien comĆŗn, para volcarlos subterfugiamente y a veces abierta y descaradamente a disposición de jefes autocrĆ”ticos, egoĆstas, perversos, y en muchos casos al servicio de las mafias y de la corrupción. Razón encuentra la medición del Latinobarómetro 2021 al ubicar a Colombia como el tercer paĆs de la región donde los ciudadanos se enfrentan a consecuencias negativas cuando expresan sus opiniones, despuĆ©s de Bolivia y Ecuador. Por la misma razón el 53 % prefiere callar. Y peor aĆŗn cuando la confianza en la justicia estĆ” por el suelo. De acuerdo con el Ćndice de Estado de Derecho de 2021 realizado por el World Justice Project, Colombia estĆ” en el puesto 77 entre 128 paĆses con peor desempeƱo en Justicia.
El profesor Michael Sandel de la Universidad de Harvard nos deja importantes lecciones en sus obras sobre La tiranĆa del mĆ©rito, Lo que la plata no puede comprar, y Justicia: ¿hacemos lo que debemos? Del mismo modo el profesor Antanas Mockus, cuya majestuosa frase estĆ” descrita en el libro de mi autorĆa Los principios no se negocian: “siempre busquĆ© capacidad de discernimiento para distinguir entre lo moralmente vĆ”lido, lo legalmente permitido, lo culturalmente aceptable, y lo Ć©ticamente posible”. Y finalmente destaco el mensaje de la escritora espaƱola Adela Cortina : “La Ć©tica sirve, entre otras cosas, para recordar que es una obligación ahorrar sufrimiento y gasto, haciendo bien lo que estĆ” en nuestras manos, como tambiĆ©n invertir en lo que vale la pena”.
Los valores condicionan la existencia de una sociedad y como lo ha expresado Henry Kissinger: “vivimos en un tiempo maravilloso en el que el fuerte es dĆ©bil debido a sus escrĆŗpulos y el dĆ©bil se fortalece debido a su audacia”. Alguien lo describió con sensata sabidurĆa, es el momento de construir un nuevo contrato social; mientras tanto seguirĆ” creciendo el silencio de los inocentes, en otras palabras, alimentando monstruos dentro de las organizaciones.
LPNSN: En el capĆtulo II del libro Los principios no se negocian encuentran experiencias apasionantes de lo que significa colocar la Inteligencia del Estado al servicio del bien comĆŗn.
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