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Rusia como epicentro de los controversiales negocios del empresario colombiano Alex Saab


Por Roberto Deniz

armando.info

Esquivando las sanciones occidentales contra el régimen de Nicolás Maduro, el contratista predilecto de este fue a dar con sus intereses a Moscú. Allí instaló una oficina céntrica y cercana al despacho de Putin, que ha seguido funcionando aún después del arresto del mercader en Cabo Verde. En la capital rusa no solo obtuvo refugio -al menos, temporal- para sus transacciones encubiertas y para su esposa, sino además una socia o delegada, también colombiana, a quien confió el negocio y la familia.

En el corazón de Moscú siguen resguardados muchos de los secretos de Alex Nain Saab Morán, el gran contratista de Nicolás Maduro. Aún después de la detención del mercader oriundo de Barranquilla, ocurrida en Cabo Verde el 12 de junio de 2020, algunos de los millonarios negocios de Saab para el régimen de Caracas continuaron desde una céntrica oficina de la capital rusa. Grandes transacciones bancarias, fajos de euros y dólares que se almacenaban en caja fuerte, y hasta fiestas, todo pasaba por y en ese lugar.

Ubicado en la calle peatonal Nikolskaya, a pocos minutos de la Plaza Roja -sede del poder imperial ruso desde los zares a los soviets a Putin- o del histórico teatro Bolshoi, en el despacho moscovita también se guardaban sellos, libretas con anotaciones y archivos para cada una de las compañías que servían de fachadas para que Alex Saab y su socio, Álvaro Pulido Vargas, ambos colombianos, siguieran la carrera de contratistas del Estado venezolano que iniciaron en 2011 con la construcción de unas todavía inacabadas casas de interés social, pero que, con la llegada de Maduro al poder en 2013, derivó a su participación en negocios estratégicos como la importación masiva de alimentos o la comercialización de petróleo y oro venezolano.

Documentos constitutivos de compañías, así como direcciones, fotografías y conversaciones con diversas fuentes, permiten a Armando.info reconstruir el funcionamiento del hasta ahora desconocido campamento moscovita de Alex Saab.

Que ese fuera el destino escogido no fue obra de la casualidad. Durante años, como si se tratara de una presa que huye del cazador en un eterno juego del gato y el ratón que concluyó en Cabo Verde -y espera ahora epílogo en Miami, donde debe enfrentar juicio-, Saab cambió de domicilio el registro de empresas y las rutas para mover el dinero a medida que se abrían investigaciones judiciales en su contra en varios países. De Malta, Panamá o Hong Kong migró a Turquía y los Emiratos Árabes Unidos hasta, finalmente, recalar en Rusia, cuyo presidente, Vladimir Putin, es también uno de los aliados internacionales de Maduro.

En la capital rusa Saab encontró, pues, el lugar para continuar sus actividades, lejos de la mirada escrutadora de la justicia de países como Estados Unidos, Colombia, México o Italia, entre algunos que le seguían la pista. Consiguió también refugio para algunos familiares incluidos en esas indagaciones, como su esposa, Camilla Fabri, quien a finales de 2019 se trasladó a Moscú luego de que autoridades en Italia le incautaron propiedades en Roma valoradas en millones de euros como parte de una operación judicial por posibles delitos de corrupción y lavado de dinero conectados con los negocios de su esposo.

Fabri vivió en un apartamento de la calle Nashchokinskiy, también cerca de la Plaza Roja y no muy lejos de la oficina en Nikolskaya, pero más próxima que esta al cauce del río Moscú. Allí permaneció hasta la extradición de Saab a Estados Unidos, que se ejecutó el 16 de octubre del año pasado. Apenas un día después de que Saab aterrizara en Florida, Fabri apareció en Caracas, en cuya Plaza Bolívar clamó por la libertad de su esposo durante un mitin en el que la flanquearon algunos dirigentes del gubernamental Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

Pero a la cabeza de la oficina de la calle Nikolskaya estaba otra Camila, no precisamente la Fabri: María Camila Ballen Hernández, una joven de 27 años, nacida en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander en Colombia, en la frontera con el venezolano estado Táchira.

Con tan sólo 27 años de edad, María Camila Ballen, nacida en Cúcuta, jugó un rol clave en las operaciones de la oficina moscovita de Alex Saab.

Con tan sólo 27 años de edad, María Camila Ballen, nacida en Cúcuta, jugó un rol clave en las operaciones de la oficina moscovita de Alex Saab.

Antes de instalarse en Moscú, María Camila Ballen residió en Miami. Irónicamente, su conexión con Venezuela no nació ni al sur del estado de la Florida, un destino popular para los venezolanos, ni en su Cúcuta natal, tan cerca de la República Bolivariana, sino en la lejana Moscú y como brazo ejecutor a la distancia de Alex Saab.

La otra Camila

Por las manos de María Camila Ballen pasaba mucho dinero, en sentido literal. Las imágenes obtenidas para este reportaje muestran a la joven con fajos de dinero en efectivo, previamente contados en una máquina electrónica. Algunas de esas imágenes las publicó ella misma en redes sociales. “Ha sido la encargada de las finanzas en la oficina y de la familia de Saab en Rusia”, explica una de las fuentes.

Antes de la detención del magnate barranquillero, Alex Saab y María Camila Ballen mantenían comunicación a través de chats de la red social rusa Telegram. Algunas de las millonarias transacciones bancarias se reportaban en un dispositivo consagrado exclusivamente a ello, como por ejemplo, la realizada el 6 de marzo de 2021: “Código 33133232 para firmar un pago por un monto de 89.000.000 de rublos 000 cuenta ´Puls´”, decía el mensaje.

Puls Llc es, precisamente, una compañía registrada en Moscú en agosto de 2020, dos meses después de la detención de Alex Saab en Cabo Verde. María Camila Ballen figura en su directiva, según documentos de registro rusos, en los que también se especifica que la “actividad principal” de la sociedad es la “venta al por mayor de productos alimenticios”. En definitiva, esos 89 millones de rublos, actualmente poco más de un millón y medio de dólares, fueron a parar a manos de María Camila Ballen.

María Camila Ballen manejó fajos de euros y dólares en efectivo que se almacenaban en una caja fuerte. Cada transacción financiera se reportaba en un dispositivo destinado a ello. 

La joven, que suele aparecer en sus redes sociales con ropa, lentes oscuros y accesorios de marca, también destaca en al menos otras cinco compañías rusas. Cuatro de ellas, que quedaron constituidas entre marzo y agosto de 2020, sirvieron para que Alex Saab y Álvaro Pulido comercializaron petróleo venezolano, especialmente en ese año 2020, bajo la coartada de tener que sortear las sanciones financieras de los Estados Unidos contra el crudo venezolano. Esas sociedades son: Loran, Stormi, Neptuno, Proton y Hades, varias de ellas mencionadas en su momento en una investigación conjunta de Armando.Info y el diario El País sobre una red encubierta de comercialización de petróleo venezolano con base en México y extensiones en jurisdicciones como los Emiratos Árabes Unidos, Turquía y la propia Rusia.

María Camila Ballen no contestó las peticiones de entrevista que se le formularon por vía del correo electrónico, ni los mensajes directos enviados a sus redes sociales. Tras los contactos, cambió su foto de perfil.

El 4 de marzo de 2021, casi nueve meses después de la detención de Alex Saab en Cabo Verde, María Camila Ballen recibió otro millón de rublos, poco más de 17.000 dólares al cambio actual, por la venta de las acciones de la compañía Mulberry Rus a Elvira Vladimirovna Shevchenko, una ciudadana que repite como miembro de la directiva en otras de las sociedades rusas del empresario colombiano, tal y como muestran registros públicos.

Mulberry Rus, justamente domiciliada en la oficina de la calle Nikolskaya, es otra pieza clave en la extensa trama societaria de Saab y Pulido. Es homónima de Mulberry Proje, creada en su momento por los colaboradores de Alex Saab y Álvaro Pulido en Turquía con la finalidad de reemplazar a Group Grand Limited, la firma de Hong Kong con la que el tándem colombiano inició la venta masiva de alimentos de baja calidad para los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). Descubierta inicialmente por Armando.Info, Group Grand Limited fue luego denunciada en declaraciones públicas por la exfiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, e investigada en 2018 en México, país donde compraban la mercancía.

El nombre de la compañía no es el único indicio para establecer la conexión del tinglado ruso con el universo de Alex Saab. Un documento judicial, fechado el 8 de octubre de 2021, apenas días antes de la extradición del hombre de negocios colombiano a Estados Unidos, muestra que una ciudadana venezolana representó a Mulberry Rus en una disputa legal contra el también ruso Lanta Bank. Era Betsy Mata Pereda, ligada a Carlos Lizcano Manrique, quien maneja en Venezuela el negocio de las llamadas Tiendas CLAP, surgidas a partir de los restos de la extinta cadena estatal Abastos Bicentenario.

Fue la presencia de la propia Betsy Mata en Rusia uno de los primeros indicios de que Alex Saab estaba orbitando en torno al país euroasiático. Un reportaje de la agencia Reuters la encontró participando de desconocidas firmas rusas compradoras de crudo a la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Ella fue, de hecho, quien inició en 2018 las operaciones en Moscú para las actividades de Alex Saab y Álvaro Pulido, pero con el tiempo fue desplazada por la cucuteña Ballen. Al ser contactada a través de Whatsapp, Betsy Mata tampoco quiso ofrecer su versión.

Betsy Mata Pereda, ligada al entramado de Alex Saab a través de Carlos Lizcano Manrique, fue de las primeras colaboradoras del empresario colombiano en viajar a Rusia.


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