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La historia de cómo el venezolano Leonardo Rafael Montbrun Álvarez y el español Alex Sicart Ramos habrían estafado a un centenar de funcionarios en Venezuela mediante su aplicación Shasta

Leonardo Rafael Montbrun Álvarez, Alex Sicart

Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón. Ese será el único consuelo de los 100 funcionarios, de rangos medios y altos, del Gobierno de Nicolás Maduro que supuestamente habrían perdido dinero tras la desaparición de Leonardo Rafael Montbrun Álvarez, cofundador de la aplicación móvil Shasta, que fue presuntamente utilizada para el lavado de dinero y para estafar a un grupo de venezolanos que pretendieron utilizar la plataforma para solucionar el envío de remesas a sus familiares entre Venezuela y España.

Según un reporte de Thábata Molina para moncloa.com, actualmente Montbrun está solicitado en España y en Venezuela, con alerta roja de Interpol y aunque desde España las autoridades piensan que podría estar escondido en su país de origen, en Venezuela muchos allegados al Gobierno dicen que es imposible porque hay más de un funcionario que lo quiere ver tras las rejas.

¿Quiénes son los funcionarios que fueron estafados por el venezolano Leonardo Montburn y el español Alex Sicart Ramos (detenido en Venezuela desde 2021) y cuánto dinero perdieron? Tal vez nunca se llegue a saber con precisión, porque obviamente ellos no fueron los que denunciaron las irregularidades ante la policía venezolana ni ante las autoridades españolas. Pero de manera extraoficial en Moncloa.com se supo que se mencionan nombres de tan alto rango dentro del chavismo como Tareck El Aissami, ministro de Petróleo.

De manera extraoficial se supo que muchos de ellos han presionado para que la fiscalía venezolana impulse la investigación y que den con el paradero de Montbrun, quien supuestamente habría desaparecido con el dinero que los funcionarios intentaron sacar de Venezuela mediante el uso de la aplicación móvil.

La aplicación trabajaba en alianza con el Banco Nacional de Crédito, a través del cual los usuarios podían hacer depósitos de divisas en efectivo para que fueran enviados a cuentas en España, sin tener que dar ningún justificativo del origen de ese dinero.

Para muchos, en el país caribeño, era completamente obvio que los creadores de Shasta estaban muy bien conectados dentro del Gobierno, pues siempre resultó muy sospechoso el hecho de que la Superintendencia de la Actividad Bancaria (Sudeban) aprobara tan rápidamente los permisos que soportaban la operación de la aplicación móvil que nació con la promesa de ayudar, mediante la tecnología, a que los venezolanos realizaran operaciones bancarias en divisas, entre Venezuela y España, a pesar de que en ese país hay un férreo control de cambio desde 2003, lo que le impide a los venezolanos disponer o ahorrar en divisas.

Sin embargo, desde hace tres años, aproximadamente la economía venezolana ha sufrido una dolarización de facto, debido a los índices inflacionarios y la falta de moneda local, lo que ha obligado a la población a reajustar la manera de transaccionar en dólares o euros, que se mueven en el país sin que haya ningún tipo de control por parte de las autoridades locales.

Ante esta situación, la opacidad con la que se mueven la divisa norteamericana y la europea, en efectivo, ha permitido que se laven incalculables cantidades de dinero, sin que ninguna institución venezolana pueda tener control sobre ello. En Venezuela es más sencillo conseguir un billete de 20 dólares que un billete de 100 bolívares.

Tanto en Venezuela como en España hay sendas investigaciones en relación con el funcionamiento de Shasta, sus creadores y las victimas que han formalizado sus denuncias. También se investiga para determinar el origen y destino de los fondos que movieron entre ambos países, mediante las transferencias que se hacían a través del Banco Nacional de Crédito, en Venezuela, y la compañía Easy Payment & Finance en España. El banco recibía el dinero en las 26 cuentas que tenía a nombre de Shasta, Alex Sicart y Leonardo Montbrun y en España el dinero era introducido al sistema financiero europeo sin que levantara ninguna sospecha, debido a que era blanqueado desde Venezuela, mediante su paso por el BNC.

Salvador Pimentel, abogado venezolano y víctima de Shasta, se ha encargado personalmente de impulsar las denuncias contra la aplicación móvil, sus fundadores y contra el Banco Nacional de Crédito. El afectado aseguró que hay una serie de elementos que demuestran la manera como era blanqueado el dinero mediante la fachada de esta compañía, pues en Venezuela las personas podían hacer depósitos en efectivo en las sucursales del banco o en la propia sucursal de la empresa, sin tener que dar ningún justificativo sobre el origen de ese dinero.

Esto sin contar que la aplicación permitía hacer operaciones mensuales de hasta 10.000 euros, siempre que el usuario pagara una pequeña membresía y las respectivas comisiones.

Origen de una estafa

Según comentó una persona consultada, un tío de Leonardo Montbrun, allegado supuestamente de Vladimir Padrino López, ministro de defensa venezolano, fue quien contactó al alto funcionario para impulsar el negocio de Montbrun.

En las conversaciones surgió también la idea de que Montbrun, un hijo del ministro, algunos amigos de estos e hijos de familias acomodadas de Caracas, conformaran un partido político.

Según la persona consultada, el equipo contó con escoltas y realizó actividades comunitarias, algunas veces destinadas a repartir alimentos en barrios venezolanos, además de con un proyecto tecnológico y político a futuro, que tendría el visto bueno de altas figuras del chavismo.

Gracias a su contacto en el Gobierno, el venezolano Leonardo Montbrun y el español Alex Sicart consiguieron en Venezuela la autorización de la Superintendencia de las Instituciones del Sector Bancario (SUDEBAN) para el funcionamiento de la aplicación y recibieron una fuerte inversión económica.

Pero Shasta no era lo que parecía. La aplicación móvil terminó convirtiéndose en una estafa. Montbrun y Sicart fueron denunciados en España por haber plagiado e infringir derechos de autor en el desarrollo de su aplicación, situación que impedía que la app pudiera seguir siendo utilizada legalmente en Venezuela. En 2021 Alex Sicart fue arrestado en territorio venezolano, mientras que Montbrun había logrado huir de su país de origen.



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