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Juan Carlos Buitrago: ¿Zona Económica Especial o Zonas de Economía Criminal? | Colombia


Por: Juan Carlos Buitrago Arias | Opinión

Las2Orillas

El 26 de agosto a través del canal Telesur, Nicolás Maduro anunció que propondrá al presidente Gustavo Petro, la creación de “una zona económica binacional, comercial y de desarrollo productivo. Es hora de hacerlo. Será una Zona Económica Especial (ZEE) entre Norte de Santander y el Táchira, y más adelante podría ampliarse al Zulia, Apure y Amazonas.” Agregó igualmente que un equipo de oficiales de ambos gobiernos está trabajando para acelerar la reactivación económica y comercial de la frontera colombo-venezolana.

La designación de cinco Zonas Económicas Especiales a mediados del presente año fue la iniciativa puesta en marcha en Venezuela para incentivar la inversión extranjera y reactivar la producción, comercio y exportación particularmente de los sectores industrial, tecnológico, financiero, no financiero y agroalimentos. En Colombia ya existen las Zonas Especiales Económicas, las más recientes creadas en 2019 en Norte de Santander, Arauca, Armenia y Quibdó, sin embargo no han dado los resultados esperados, realmente quedaron en el papel. La ONU en 2019 habló de la existencia de 5.400 Zonas Económicas Especiales en 147 economías del mundo, 1000 de las cuales surgieron en los últimos cinco años y 500 se encontrarían en desarrollo, es sin duda alguna un modelo económico en crecimiento.

En Colombia dentro de la clasificación de Zonas Económicas Especiales, existen las Zonas Francas que de acuerdo a informe del 31 de marzo de 2022 del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, son 121 las vigentes, también funcionan tres Zonas con Régimen Aduanero Especial, en los municipios de Maicao, Uribia y Manaure en el departamento de La Guajira; en Tumaco y Guapi; y en Leticia. Sin embargo, son territorios que no salen del deterioro, la cultura de la ilegalidad es campante; el contrabando, la defraudación fiscal, el tráfico de armas y drogas siguen vigentes, la corrupción y el crimen organizado en aumento y la capacidad de las instituciones encargadas de ejercer control avanza pero tímidamente.

El comercio ilícito se ha convertido en una creciente amenaza. A través de este fenómeno, se lava más dinero que con el narcotrafico. De los 800.000 millones de dólares anuales que representa el lavado de dinero en el mundo, 464.000 millones según la OCDE se hace a través del comercio Ilegal, mientras con el tráfico de drogas la cifra alcanza los 100.000 millones de dólares cada año. El comercio ilícito en Latinoamérica y el Caribe tiene un costo de 150.000 millones de dólares, en Colombia se aproxima a los 6.000 millones de USD. Lo más preocupante, es que Centroamérica toma más fuerza como eje estratégico del comercio ilícito y del narcotráfico en el mundo, posicionando a México y Panamá como las principales compuertas del tráfico y del  ingreso de mercancías ilícitas y de despliegue hacia otras latitudes por los canales del mercado negro.

El trabajo incesante, cumplido por las autoridades colombianas en cooperación con agencias extranjeras en los últimos años, le permitió incautar miles de toneladas récord de cocaina y millones de productos de contrabando especialmente en el Caribe y el Pacífico Colombiano, esfuerzo que ha generado un desplazamiento de las operaciones de narcotraficantes y contrabandistas hacia el territorio más frágil y cómplice, el venezolano. Por ejemplo, los 8.000 millones de cigarrillos ilegales que transitan anualmente por Panamá y que tienen inundado los mercados de Centro, el Caribe y Sur América, ahora privilegian la ruta venezolana, mientras la cocaína cruza la frontera, se acopia en Machiques y Apure bajo el control de los carteles de Sinaloa y Nueva Generación para ser exportada a otros países. Igual fenómeno ocurre con el tráfico de armas que representa ganancias por 130.000 millones de dólares al año en el mundo, y la  minería ilegal de coltán y con cerca de 80 toneladas de oro  que se mueven anualmente por la frontera, sin mencionar el volumen de divisas en efectivo que atraviesa el territorio para lavar dinero de terroristas, narcotraficantes y contrabandistas.

Las Zonas Económicas Especiales son indudablemente un incentivo a la inversión, la exportación y la producción. Pero la fragilidad institucional, la corrupción y la creciente amenaza del comercio ilícito, asi como el desmedido deterioro y abandono de una frontera como la de Colombia y Venezuela, lo que hará será convertirlas en   “Zonas Especiales para las Economías Criminales” al mejor estilo de las que ya existen en muchas regiones del mundo, y que siguen creciendo inusitadamente, que funcionan lamentablemente bajo el descontrol o mirada cómplice de las autoridades; sin Dios y sin Ley , y desde donde no solo se permea significativamente con dineros ilícitos el sistema financiero internacional; sino que son caldo de cultivo de nuevos fenómenos criminales, donde abundan los sicarios, las armas y los recursos del crimen organizado para ejecutar delitos de carácter transnacional.

Por lo anterior, antes de avanzar ingénua o “estratégicamente” en la construcción de alianzas económicas con un vecino sancionado y embargado por la comunidad internacional, vinculado al financiamiento del narcotráfico, el terrorismo y el lavado de dinero; sería oportuno, así sea en el ambiente de desconfianza existente entre las autoridades de ambos países, revivir mecanismos efectivos ya comprobados en el pasado en la lucha frontal contra el crimen organizado fronterizo, donde se asuman compromisos ineludibles para combatir las economías criminales hoy bajo el poder del Clan del Golfo, el Tren de Aragua, los carteles mexicanos, las disidencias de las Fatc y el ELN; y lo más grave, los mismos actores que hoy crecen en la frontera con la mirada cómplice, o mejor en connivencia con las autoridades del vecino país. Es como durmiendo con el enemigo.

LPNSN: La guerra entre los actores que se disputan las zonas de economía criminal y que hoy conmociona la capital de la República, precisamente tiene su origen en el Catatumbo Colombiano y Venezolano.





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