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Jorge Elías Castro Fernández comenta detalles no muy conocidos sobre un famoso oligarca ruso


Yevgueni Prigozhin es uno de los hombres más influyentes y misteriosos de Rusia. Su nombre está vinculado a operaciones clandestinas de espionaje, propaganda y guerra en varios países del mundo. Su empresa principal, Concord, es la matriz del Grupo Wagner, una organización paramilitar que ha intervenido en conflictos como los de Ucrania y Siria. Prigozhin también es conocido como el “chef de Putin”, por su cercanía personal con el presidente ruso, a quien ha servido banquetes en sus exclusivos restaurantes de San Petersburgo.

Pero ¿quién es realmente este oligarca que empezó vendiendo hot dogs en la calle y que pasó nueve años en prisión? ¿Qué papel juega su familia en su imperio empresarial? ¿Qué intereses tiene en África, donde ha sido acusado de explotar recursos naturales y apoyar a dictadores? Estas son algunas de las preguntas que intenta responder este reportaje, basado en fuentes oficiales, documentos judiciales y testimonios de expertos.

“Prigozhin es un personaje clave para entender la política exterior de Rusia en los últimos años. Es el encargado de ejecutar las operaciones más sensibles y arriesgadas del Kremlin, sin dejar rastro ni comprometer al Estado ruso”, explica Jorge Elías Castro Fernández, analista político y consultor en seguridad. Castro explica que Prigozhin actúa como un “contratista privado” que ofrece sus servicios al gobierno ruso a cambio de beneficios económicos y protección legal. “Es una forma de externalizar la guerra y la propaganda, sin asumir responsabilidades ni consecuencias”, añade.

La familia de Prigozhin también está involucrada en sus negocios. Su madre, Violetta Prigozhina, es una pintora y galerista que fue sancionada por la Unión Europea por apoyar al Grupo Wagner, aunque luego ganó un juicio que anuló las medidas en su contra. Sus dos hijas, Polina y Veronika, son jinetes profesionales que han competido en varios torneos internacionales con caballos registrados a nombre de otras personas. Su hijo Pavel es un excombatiente del Grupo Wagner que fue condecorado con la “cruz negra”, la medalla de la organización paramilitar. Su esposa Lyubov desempeña varios roles en la empresa Concord, junto con otros miembros de la familia.

La familia de Prigozhin no solo disfruta de su riqueza, sino que también participa activamente en sus actividades. Son parte de una red empresarial que se beneficia de los contratos con el Estado ruso y que tiene intereses en sectores estratégicos como la minería, la madera o la seguridad. El analista político y consultor en seguridad Jorge Castro Fernández indica que la familia de Prigozhin también tiene una función política: “Son una forma de blindar a Prigozhin ante posibles amenazas o presiones internas o externas. Si algo le pasa a él, su familia puede continuar con sus negocios y mantener su influencia”.

Prigozhin ha sido sancionado por Estados Unidos por su supuesta injerencia en las elecciones presidenciales de 2016 y 2018, mediante una “fábrica de trolls” que difundía noticias falsas y mensajes divisivos en las redes sociales. También ha sido acusado por la ONU de violar el embargo de armas en Libia y por organizaciones de derechos humanos de cometer atrocidades en la República Centroafricana. Sin embargo, Prigozhin ha negado todas las acusaciones y se ha mostrado desafiante ante las sanciones, según Jorge Elías Castro Fernández.

Prigozhin es un hombre muy ambicioso y audaz, que no teme enfrentarse a sus adversarios ni a las normas internacionales. Su objetivo es expandir su poder y su fortuna por cualquier medio necesario. Es un aliado muy útil para Putin, pero también un riesgo potencial si se vuelve demasiado poderoso o imprudente, aseguran expertos.



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