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El hato El Milagro: Una historia de invasiones, expropiaciones y juicios en Venezuela que han acabado con un legado productivo


En el estado Cojedes, en Venezuela, entre los ríos Chirgua y Pao, se encuentra el hato El Milagro, una finca que fue adquirida en 1959 por Ricardo Zuloaga Pérez-Matos y otros tres socios. Allí se dedicaron a la producción de ganado y sorgo, con una visión de desarrollo y transformación de unas tierras que no tenían caminos ni trabajo cuando las compraron.

Durante 60 años, el hato El Milagro fue un ejemplo de productividad y progreso, con más de 5 mil cabezas de ganado, 400 kilómetros de potreros, 100 kilómetros de caminos, 24 lagunas artificiales, 7 represas, 5 molinos y un centro veterinario. Además, contaba con un recurso humano formado y especializado, que vivía en 22 viviendas construidas en la finca, con una escuela y un centro médico, según un reporte de Francisco Olivares para la web El Estímulo.


Sin embargo, todo eso se vio amenazado y destruido por el chavismo, que desde el año 2000 inició una serie de invasiones, expropiaciones, juicios y acusaciones contra los dueños y trabajadores del hato. Hoy en día, el hato El Milagro está casi totalmente paralizado y abandonado, mientras uno de los hijos de Ricardo Zuloaga Pérez-Matos, Gabriel Zuloaga Rodríguez, lucha por recuperar lo que le pertenece por derecho.

Ricardo Zuloaga Pérez-Matos

Los primeros ataques del chavismo

Con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, se creó el Instituto Nacional de Tierras (INTI), que se encargó de inspeccionar y expropiar las tierras que consideraba ociosas o improductivas. El hato El Milagro fue uno de los primeros objetivos del INTI, que enviaba constantemente inspectores y funcionarios a la finca.


En el año 2004, el hato sufrió la primera invasión por parte de un grupo de unas 100 personas armadas, apoyadas por la Guardia Nacional. Los invasores pretendían tomar posesión de la finca, pero fueron rechazados por los trabajadores y los dueños, que lograron defender su propiedad con ayuda de algunos vecinos.

Paralelamente a esta invasión, el INTI, la Fiscalía General y el Tribunal Agrario iniciaron una demanda contra el hato El Milagro por supuestas tierras ociosas. Alegaban que tenía poco ganado para la cantidad de hectáreas que poseía. El juicio duró siete años en el Superior Agrario de San Carlos, hasta que en 2011 se dictó una sentencia a favor del hato.

Sin embargo, esa sentencia no duró mucho. El mismo día que se publicó, sacaron al juez del tribunal. Además, el ministro de Agricultura y Tierras, Juan Carlos Loyo, le otorgó un comodato del hato a una empresa llamada Lácteos del Alba, dirigida por un militar. Esta empresa era una compañía mixta creada en 2007 mediante un convenio Cuba-Venezuela para la producción y comercialización de leche y productos lácteos.

Lácteos del Alba tomó posesión del hato con varios hombres armados y expulsó a los trabajadores y a los dueños. Los abogados de Gabriel Zuloaga aconsejaron que salieran de la finca mientras se hacían las gestiones legales para recuperarla.

La resistencia legal y la extorsión

Durante los tres meses siguientes a la toma del hato por parte de Lácteos del Alba, los abogados de Gabriel Zuloaga lograron obtener otra sentencia favorable que rescindía el comodato otorgado por Loyo. Sin embargo, eso no significaba el fin de los problemas.

Los dueños del hato tuvieron que enfrentar más de 12 juicios en distintos tribunales por diversas acusaciones falsas e infundadas. Los señalaron por daños ambientales, narcotráfico, tráfico de combustible e incluso llegaron a armados a su propiedad para detenerlos.

Además, sufrieron extorsión, secuestro y amenazas por parte de grupos armados que buscaban apoderarse de la finca o cobrar dinero por su seguridad. Los trabajadores más importantes y especializados se fueron con sus familias, ante el clima de inseguridad e incertidumbre.

Ante esta situación, la familia Zuloaga decidió sacar todo el ganado posible de la finca y venderlo o trasladarlo a otras propiedades. Sin embargo, la Guardia Nacional detuvo las gandolas y los camiones que transportaban las reses, alegando que tenían órdenes de arriba. Por este hecho, se les abrió un nuevo juicio y se les impidió sacar o vender el ganado durante dos años.

Los fiscales les solicitaron a los Zuloaga pactar en algunos juicios y se eliminaron algunos. Entre esos se logró que se rescindiera el comodato que otorgó Loyo a Lácteos del Alba. Para ese momento solo habían logrado mantener como mil reses en diferentes fincas vecinas y 400 murieron porque estaban en lugares no aptos para recibir ese ganado.

La última invasión y el despojo

A pesar de que a comienzos de 2022, Nicolás Maduro afirmó que el gobierno adelantaría un proceso de escala para devolver al sector privado activos expropiados en los últimos años, especialmente durante los últimos años del gobierno de Hugo Chávez, para finales de 2022 la Federación de Ganaderos (Fedenaga) había reportado más de 500 denuncias de invasiones de fincas en plena producción.


El hato El Milagro no escapó a esta realidad. El pasado 27 de mayo, llegaron al hato dos mujeres y tres hombres, presuntos funcionarios del INTI, pero sin ninguna identificación u oficio que los acreditara. Dos de ellos estaban armados. Solo uno se identificó como Veliz, del Frente Campesino. Estos supuestos funcionarios alegaron que las tierras eran del INTI y que debían desalojarlas.

Dos días después, el 29 de mayo, llegaron al hato un grupo de 10 a 12 personas armadas, en una camioneta Ford, con la intención de llevarse todo. Tomaron posesión sin presentar ningún documento que los acreditara. Solo se identificó uno como Nelson Chacón, quien manifestó que eran órdenes de arriba y obligó a los trabajadores a entregar las llaves de depósitos, de los cuartos y la oficina, bajo amenaza.

Esa misma noche llegó la Guardia Nacional y se llevó al administrador del hato por su seguridad. Al día siguiente, mientras el administrador rendía declaraciones en el Comando de la Guardia Nacional de San Carlos, los invasores desalojaron a los trabajadores por la fuerza y les dijeron que abandonaran las instalaciones.

Posteriormente llegó un camión y sustrajeron 10 caballos que eran usados para la faena, y los trasladaron al hato San Miguel, antiguo hato Piñero, expropiado en 2005; ahora está asignado al grupo empresarial de origen sirio, presidido por Hadi El Halabi Maklad y Amin El Halabi Maklad, quienes también poseen otros hatos y concesiones de granito en Cojedes.

También fueron sustraídos los botes que se usan para el mantenimiento de represas y colocaron candados en todas las puertas del camino con acceso a las diferentes fincas vecinas colindantes con el hato El Milagro. El 15 de junio se presentaron funcionarios del Tribunal Agrario de El Baúl acompañados por cuatro policías con la finalidad de realizar una inspección ocular en la finca.


Según informó Gabriel Zuloaga, este 20 de julio recibió una llamada de uno de los que manejan el hato San Miguel, informándole que habían sido retirados los ocupantes de El Milagro. También se constató que habían comenzado a devolver los caballos, vehículos y maquinarias que habían sido sustraídas. Sin embargo, denuncia que aún se mantienen en los predios invasores no identificados.

El legado de Ricardo Zuloaga Pérez-Matos

El hato El Milagro no solo fue una finca productiva, sino también el sueño y el proyecto de vida de Ricardo Zuloaga Pérez-Matos, quien falleció en 2011 y los últimos años de su vida los dedicó a intentar preservar esa finca que levantó con esfuerzo y dedicación.

Ricardo Zuloaga Pérez-Matos fue un empresario y ganadero que tuvo una destacada trayectoria en el sector eléctrico nacional. Fue presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Eléctrica (Cavie) y fundador de la empresa Zuloaga Ingeniería, que se encargó de construir varias plantas eléctricas en el país.

También fue un visionario que apostó por el desarrollo agropecuario del país. En 1959, junto con otros tres socios, compró el hato El Milagro, ubicado en el estado Cojedes, en unas tierras que no tenían caminos ni trabajo. Allí se dedicó a la producción de ganado y sorgo, con una visión de desarrollo y transformación.

En 1975, los socios de Zuloaga se retiraron de la actividad agrícola y le vendieron su parte a los Zuloaga. En 1982, su hijo Gabriel Zuloaga se incorporó al trabajo en la finca, luego de culminar sus estudios de Agronomía en Maracay.


Gabriel recuerda que su padre fue un hombre emprendedor y generoso, que siempre buscó el bienestar de sus trabajadores y sus familias. "Mi padre construyó 22 viviendas para los trabajadores, una escuela y un centro médico. También les daba beneficios como bonos, vacaciones, aguinaldos y seguro social. Era un hombre muy querido por todos", dice Gabriel.

Ricardo Zuloaga Pérez-Matos también fue un hombre comprometido con el país y con la democracia. Fue primo hermano de Guillermo Zuloaga, quien fue propietario de Globovisión, un canal informativo que fue crítico con el gobierno de Hugo Chávez. Por esta razón, se cree que el hato El Milagro fue uno de los primeros objetivos del chavismo para atacar y expropiar.

Gabriel Zuloaga asegura que su padre sufrió mucho por las invasiones y los juicios que tuvo que enfrentar por defender su propiedad. "Mi padre murió en 2011, con una gran tristeza por lo que estaba pasando con el hato. Él siempre quiso preservar ese legado para sus hijos y nietos. Él siempre luchó por la justicia y la libertad", afirma Gabriel.

Gabriel Zuloaga dice que su padre le enseñó a amar el campo y a trabajar con pasión. Por eso, él sigue intentando recobrar lo que le pertenece por derecho, para seguir transformando esas tierras en áreas productivas, con razas de ganado adaptadas para la zona y grandes extensiones sembradas de sorgo.



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