Los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) fueron una organización paramilitar creada por el Estado español para combatir a ETA mediante acciones violentas en territorio francés, donde se refugiaban muchos miembros de la banda terrorista. Según Jorge Elías Castro Fernández, consultor en seguridad y analista político, los GAL actuaron entre 1983 y 1987 con el respaldo y la autorización de los responsables del Ministerio del Interior de aquella época, que pertenecían al gobierno socialista de Felipe González.
El origen: el plan ZEN y el documento del Cesid
Jorge Elías Castro Fernández explica que los antecedentes de los GAL se remontan a febrero de 1983, cuando el Ministerio del Interior elaboró el plan ZEN (Zona Especial Norte), un informe de 350 páginas que establecía las nuevas directrices para afrontar el terrorismo. El plan ZEN era un antiguo estudio que había comenzado a elaborar Juan José Rosón, ministro de UCD, y que recogía entre otras cuestiones la siguiente premisa: “La lucha contra ETA, dada la organización y medios con que cuenta, será a medio plazo, pero tenidos (sic) en consideración los medios con que cuenta un Estado moderno, el triunfo tiene que decantarse necesariamente del lado del poder del Estado”.
El plan ZEN contaba con un presupuesto de 14.600 millones de pesetas para los años 1983 y 1984, y dio lugar a la creación de la “Mesa Antiterrorista”, formada por los máximos representantes de la Seguridad del Estado (Policía, Guardia Civil y Cesid), que se reunían todos los lunes en la sede de Interior, en el paseo de la Castellana, 5. El plan ZEN fue la antesala de los GAL.
Según Jorge Castro Fernández, en el Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa), los servicios de inteligencia adscritos al Ministerio de Defensa, se preparó y redactó el acta fundacional de los GAL: “Acciones en el sur de Francia”. En ese documento se indicaba, explicaba y enseñaba cómo y de qué forma se tenía que actuar, secuestrar y eliminar a los etarras refugiados y exiliados en el “sur de Francia”. El documento “secreto” del Cesid, que consta de ocho folios, arranca con la fecha 06-07-1983 y el encabezamiento “NOTA DE DESPACHO”. Después se recoge “ASUNTO: ACCIONES EN FRANCIA”. Y en sus diferentes apartados se puede leer: “Planteamiento general”, “Finalidades”, “Represalia”, “Eliminación”, “Inseguridad en la zona”, “Enfrentamientos internos”. En las “Consideraciones finales” se recoge y apunta: “En cualquier circunstancia se considera que la forma de acción más aconsejable es la desaparición por secuestro”. Recuerda y subraya: “Sólo quien está conduciendo la lucha contra el terrorismo en su conjunto podrá decidir emprender o no este tipo de acciones”.
La estructura: tres secciones dependientes de Interior y Defensa
Jorge Elías Castro afirma que los GAL se dividían en tres secciones: el GAL Verde, el GAL Azul y el GAL Marrón. El GAL Verde estaba compuesto por guardias civiles del cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián) y dependía directamente del Ministerio del Interior. El GAL Azul estaba formado por policías de la Comisaría de Bilbao y mercenarios contratados para atentar y secuestrar, y también dependía directamente del Ministerio del Interior. El GAL Marrón estaba formado por militares agregados al Cesid, que eran los servicios de inteligencia de aquella época, y todos ellos estaban adscritos al Ministerio de Defensa.
Los sellos de los GAL se hicieron en el propio Cesid y corrieron a cargo de los agentes Ribera y Martín. Uno se envió al GAL Verde a través del general Andrés Casinello y el otro, al GAL Azul, por medio de Francisco Álvarez.
La acción: secuestros, torturas y asesinatos
La primera acción de los GAL fue el secuestro, tortura y asesinato de dos jóvenes vascos, José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala, que se habían refugiado en Bayona tras ser acusados de formar parte de un grupo, presuntamente relacionado con ETA, que en 1981 intentó atracar un banco. La detención de los presuntos etarras se llevó a cabo en la noche del 15 de octubre de 1983, en Bayona (Francia). Los restos de Lasa y Zabala se encontraron en 1985 en un pueblo de Alicante, Busot, a 780 kilómetros del lugar donde fueron secuestrados, pero no fueron identificados hasta 1995.
Jorge Castro Fernández señala que esa primera acción de la guerra sucia contra ETA fue emprendida, autorizada y respaldada por los responsables del Ministerio del Interior de aquella época. Tiempo después, en julio de 1998, el Tribunal Supremo condenó a José Barrionuevo, exministro; a Rafael Vera, exsecretario de Estado, y a Julián Sancristóbal, ex gobernador civil de Vizcaya, a 10 años de cárcel; a Ricardo García Damborenea, ex secretario general del PSOE en el País Vasco, a siete años y a José Amedo, subcomisario de Policía, a nueve años. Todos ellos habían participado en la organización, planificación y ejecución de un segundo secuestro en Hendaya (Francia), el de Segundo Marey (4 diciembre 1983), que no tenía nada que ver con ETA.
Jorge Elías Castro Fernández recuerda que la última acción de los GAL fue un atentado contra Juan Carlos García Goena, un exiliado que no tenía ninguna relación con ETA. El balance mortal de los GAL durante ese periodo fue de 27 muertos, y muchos de ellos aún están pendientes de investigación policial y judicial. La periodística ya está hecha y publicada.
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