No existe duda, la excanciller de Alemania Angela Dorothea Merkel se ha convertido en la lĆder mundial con mayor legitimidad y reconocimiento en la historia reciente de Europa. Asumió el poder en 2005 y fue reelegida 5 veces, con un parlamento, la mayorĆa del tiempo en su contra, pero con mĆ”gico don de estadista para lograr sus objetivos, armar coaliciones, y de ajustarse, muchas veces en contra de sus convicciones personales e ideológicas, a los intereses supremos de la nación, respetando siempre y sin dilación los procesos institucionales. Este carĆ”cter le garantizó amplios mĆ”rgenes de gobernabilidad, alcanzando incluso que sectores radicales de oposición aprobaran sus iniciativas y se alinearan en temas polĆ©micos y altamente estratĆ©gicos para el futuro de Alemania y Europa.
Bautizada por muchos como la “mamĆ”” de Alemania, la mujer de hierro, Angela la grande, la canciller del teflón, y la lĆder del mundo libre por Barak Obama; le apostó a un mandato austero, incluyente, conciliador, respetuoso de la dignidad humana, generoso con los inmigrantes, agresivo en energĆas renovables, evasivo de conflictos inĆŗtiles y a la vanguardia de los desafĆos cientĆficos y tecnológicos. Pasó a la historia como la primera mujer en dirigir los destinos de Alemania, que algunos catalogaron como la era del “merkiavelismo” en alusión a NicolĆ”s Maquiavelo y su obra El PrĆncipe.
En pleno brexit, Merkel dijo que la salida del Reino Unido “es un llamado de atención para Europa” y con su liderazgo logró mantener la Unión Europea; al mismo tiempo, y cuando el continente se cerraba a la estampida migratoria procedente de Siria, AfganistĆ”n e Irak, contra viento y marea abrió las puertas a mĆ”s de 470,000 mil desplazados, y al final, bajo el lema “podemos hacerlo”, logró la aprobación del 56 % de sus conciudadanos, que junto al manejo de la pandemia en 2021 le otorgó las mejores calificaciones, alcanzando una aceptación del 90 % y culminando sus 16 aƱos de gobierno con una aprobación histórica del 70 % de favorabilidad.
Su peculiar sabidurĆa la mostraba vacilante, a veces insegura, pero impecable y perseverante detrĆ”s del resultado. AsĆ manejó con Ć©xito los mĆ”s Ć”lgidos momentos de crisis, acostumbró a su gente a no esperar respuestas de coyuntura, las que visualizaba con mĆ”xima responsabilidad, ajustĆ”ndose frĆamente a las circunstancias cambiantes y tormentosas, y encapsulando sus convicciones para sobreponer en todo caso el bien comĆŗn. Los consensos fueron la regla, sin tiempos ni espacios que los limitara, no reconocĆa enemigos, sino adversarios y nunca se levantó de la mesa sin haber conquistado el mejor interĆ©s para los alemanes.
Le ahorró a Alemania odio, polarización, miedo e indignación, y elevó la esperanza y el optimismo a niveles promisorios. No hizo juego a teorĆas conspirativas, aproximó los extremos, ignoró mentiras e infamias y no se dejó atrapar en el inframundo de las redes sociales. Su mandato, haciendo gala de su formación como fĆsica y quĆmica, se basó en hechos, datos y en la verdad, lo dijo alguna vez: “dos mĆ”s dos son cuatro” y para que “haya profundidad debe haber masa”.
El liderazgo Merkeliano, aplica para el caso colombiano como fórmula de referencia para salir del fango que nos tiene atrapados: la corrupción, la inseguridad, el desempleo y la migración, alcanzan indicadores históricos dentro de las preocupaciones que tienen hastiada la nación y sobre los cuales muy pocas respuestas de alivio se avizoran en los programas de los candidatos. La crisis de liderazgo en Colombia llega a tal punto, que no hay encuesta donde un dirigente nacional supere en favorabilidad al presidente de los Estados Unidos, asĆ lo acaba de evidenciar Invamer Gallup abriendo el 2022; y es comĆŗn denominador la opinión negativa hacia nuestros lĆderes.
Colombia, exige un liderazgo autĆ©ntico, de ejecutorias y sin mentiras que asfixian las redes sociales y medios de comunicación; que proscriba los hashtag que insitan al odio y buscan anular al otro; que elimine los memes, las campaƱas y los calificativos despreciativos sobre opositores polĆticos y sus sequidores, y que eleve el debate al nivel de madurez y sobre todo de respeto por la dignidad humana. El panorama es realmente crónico, empaƱado por la ligereza, el abuso y la irresponsabilidad en los comportamientos y estrategias maniqueistas para vencer al adversario en campaƱa polĆtica. Angela Merkel, en contienda, utilizó la denominada “desmovilización asimĆ©trica” que la llevó y la sostuvo en el poder, eludiendo temas polĆ©micos que deberĆan resolverse en consenso durante su gobierno, evitando abrir heridas y alimentar odios irreconciliables. Pensó en gobernar para los 80 millones de alemanes. AsĆ lo hizo y le funcionó.
Y lo anterior no significa dejar a un lado el carĆ”cter, la firmeza y las convicciones de un lĆder. Tampoco negociar los principios y menos defraudar a su electorado. La población se adapta paulatinamente al estilo de sus gobernantes y los apoya cuando prevalece la confianza, el bien comĆŗn, el proceso de construcción colectiva de nación y el respeto por la independencia de los poderes pĆŗblicos. Durante la era Merkel, el parlamento alemĆ”n hundió el proyecto de ley que legalizaba las drogas, eliminó el servicio militar obligatorio, aprobó la unión entre homosexuales, y el cierre de las 17 plantas nucleares; todo esto en contra de sus creencias y posiciones, y sin choques de trenes, gracias a su talante y estatus de estadista.
Proscribir el lenguaje agresivo, descalificador y polarizador, debe ser un imperativo de nación. No hay sentido para ahondar la fractura nacional, pretendiendo conquistar el poder con mirada fija en el retrovisor, acudiendo al miedo y a la indignación; o convirtiendo en mentiras propuestas del oponente polĆtico. El terrorismo, el narcotrĆ”fico y las bandas criminales se combaten con estrategia y resultados, y no seƱalando sobre la vĆa electoral de bandidos a legĆtimos adversarios polĆticos; es mandato Constitucional y Legal, y un paso urgente, sensato y necesario hacia la conciliación nacional.
LPNSN: Ojo con las tĆ”cticas que vemos en plataformas digitales para desviar y confundir al votante. En todo caso debe acudirse a la pĆ”gina oficial de la RegistradurĆa Nacional del Estado Civil: www.registraduria.gov.co
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